L A M I R A D A
Nunca te besé en la boca
ya que me bastaron tus ojos.
Al mirarte dentro de ellos,
me descubrieron un horizonte
lleno de amor y esperanza,
un amor tan puro y tierno
como el que siente una madre
hacia el recién nacido.
A través de ellos vi tu alma,
la mía y del mundo entero.
Qué más puedo pedir de una mirada
de amor, de consuelo,
comprensión y ternura.
Era todo el Universo reflejado
en la luz, esperanza y amor
que había dentro de ellos.
Sí el mundo entero se fijara
en las miradas del mundo,
no serían las espadas
quien todo lo decidieran,
serían los ruiseñores
quien todo lo ordenarían,
y abría muchas más flores y amores,
y menos ruido, golpes y espadas.
- Francisco Cervera -
(en Dama de Viento)
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